Small grasshoppers.

lunes, 14 de febrero de 2011

9. Alex

¡Diooooooos! No os podéis imaginar la de veces que he querido hacer este capítulo y no he tenido tiempo. Exámenes, quedadas, colegio, peleas con mis padres…

People, os piiiiiiido que me disculpéis otra vez, sé que soy una tardona, pero puf...¿Me perdonáis?

Por cierto, si queréis escuchar alguna canción que salga en el capítulo no hará falta que la busquéis, yo iré poniendo el enlace debajo ¿Ok? ¡Os quiero gentecilla! :D


Fotógrafo: Miquel Mas Fiol


Dos, o quizá tres horas tumbado en la arena, empapado, escuchando ruidos a mi alrededor y no oyendo nada, con el tacto de las olas en la ropa, con los labios saboreando el gusto a ese beso salado que se me ahogó en esos diez insignificantes segundos.

Hace un rato que la he visto y ya quiero volverla a ver.

Tengo el corazón en un puño desde que la conocí, como una patada en el estómago que duele durante horas, aunque en este caso me haga cosquillas.

No sé qué quieren de mí esos ojos marrones, ese cuerpo, esos remolinos que se forman en su barbilla cuando ríe.

Es como un embrujo.

Ni siquiera sé qué hora es, ni si Marcos se ha ido.

Aunque creo que no, ya que antes lo he visto con las manos demasiado al sur de la espalda de una chica, y con la lengua algo ocupada como para decirme algo, aunque sólo fuera lo borracho que está.

Pensándolo bien, quizá fuera eso lo que realmente le pasaba a la prima de Lali, a Elena.

Aunque bueno, cuando piensas que una chica llora por una cosa, puede salirte con cualquier otra.

Quien las entienda, tiene un don.

Veo acercarse a Marcos desde el agua, pero está seco. Viene tambaleándose, ha bebido más de lo que toca.

En mi opinión, si yo hubiera bebido tantísimo como él pero me hubiera pasado lo mismo que esta noche, estaría igual que estoy ahora, sólo con el subidón de antes, se han espabilado todos los poros de mi piel.

Marcos está borracho, balbucean cosas sin sentido.

-Sí, Marcos, claro que sí...-le doy la razón como a los tontos.

Lo cojo de los hombros y me lo llevo a un bar cercano.

Es un local solitario, una pareja acaramelada y un camarero aburrido es la única vida que hay en ese momento, o al menos, la que se percibe.

De fondo suena una canción, con el volumen bajado.

Crazy de Aeroesmith. Tranquilidad. Lo necesitaba, lo necesito. Demasiados sentimientos para una noche tan corta.

-¿Qué os pongo?- nos pregunta el camarero, cortante.

Sus ojeras muestran cansancio. Me imagino el motivo de su frialdad, y para decir verdad, lo entiendo.

-Agua, una botella de agua.- hablo por Marcos, antes de que pida una botella de tequila sin limón y sal. Sinceramente, le veo capaz.

-¿Quién era esa con la que estabas?- le pregunto mientras el camarero nos da un botellín congelado.

-Ana, Ana Cristina... mi ex.

Marcos va recobrando el poco juicio que le queda, y a regañadientes y con dolor de cabeza, me contesta.

-Ajá... tu ex... Y, por casualidad, no sabrás porque Elena se ha ido llorando.

Me mira poniéndose la mano en la frente.

-Joder, Elena...

-La has cagado, pero bien cagada...

Me mira de reojo un momento y aparta la mirada a la barra, apoyando la frente en la palma de su mano.

-Marcos ¿qué pasa con Elena y esa tal Ana Cristina?

Marcos suspira y bebe un poco de agua; luego me mira y empieza a hablar.

-Ana Cristina es la hermana de Axel…- me dice para que me sitúe.-la chica que bailaba el otro día. Hará cosa de dos años, llegaron aquí con sus padres. No conocían a nadie y yo me hice amigo de Axel. Fuimos conociéndonos poco a poco y pasó a ser uno de mis mejores amigos, cosa que sigue siendo. Ana Cristina, a diferencia de Axel, casi no tenía amigas, ya que las chicas de aquí no querían juntarse con una “negra”, como ellas le decían. Era una chica noble, buena, guapa y me pillé por ella. Empezamos a salir, a ella le fueron las cosas mejor; se hizo muy popular por su físico y su forma de moverse al bailar, pero todo lo bueno poco dura.-Mario hace una pausa. Este relato es entretenido.

-¿Qué pasó?-tengo que reconocer que estoy intrigado.

-Bueno… pasaron los meses y ella empezó a cambiar. Como es obvio, los tíos se le tiraban encima a Ana Cristina, literalmente… yo no me daba cuenta, hasta que un día, delante de mis narices, la vi liándose con un chaval de un pueblo cercano.

Lo dejamos, ella me insistía en que la perdonara, me decía que me quería, pero ya era tarde. Se había convertido en una chica como las demás, una calienta po... da igual. Sin embargo a mí me seguía gustando e intenté perdonarla, pero no volvimos, solo nos liamos de vez en cuando y punto.

-Buena historia. Y a todo esto… ¿Elena qué tiene que ver?

Marcos se lleva las manos a los ojos y se los frota con fuerza, haciendo un semi grito que hace replantearme si he hecho bien en preguntarle eso.

-Elena es tan… tan…

-¿Tan?

-Elena es tan especial...

Los dos nos quedamos callados, aunque no sé si por la misma razón.

De repente se choca en mi cabeza el momento que he estado con Lali, de nuevo, se me hacía raro no pensar en ella.

-¿Y qué problema hay con Elena?- le pregunto curioso.

-Le saco cuatro años.- me contesta con un aire inseguro que no consigue disimular.

Es cierto, Marcos tiene diecinueve años, y Elena quince. Marcos me saca dos años, y yo le saco dos años a ella. Me pregunto qué edad tendrá Lali, aunque deduzco que se acercará a la mía.

-Vamos Marcos, ¿seguro que es por eso?

Su única contestación es un suspiro.

-Te daré un consejo, tío. Deja a Ana Cristina, porque, por lo que me dices, para ella sólo eres un juego; ves a por Elena.

-No es tan fácil Álex…

Ahora nos quedamos los dos callados durante unos cinco minutos mientras nos terminamos entre los dos el agua. En los 40 Principales suena Kissed a Girl de Katy Perry. Aquel bar se ha quedado vacío. Un antro escondido en cualquier calle sin importancia, donde dos amigos de la infancia han compartido una conversación que les ha unido un poco más.

Las primeras luces de la madrugada asoman por la puerta de este agujero nocturno.

****

Entro en mi casa intentando no hacer ruido y subo las escaleras lentamente, pero me paro al oír voces que vienen de la habitación de mis padres. Me acerco, y aunque no sea de mi incumbencia, acerco la oreja a la puerta. Sus voces suenan como si estuvieran discutiendo, pero no entiendo bien lo que dicen.

¿Discuten? Pero si se llevan genial.

Sus voces suenan cada vez más fuerte.

“Shhhh” oigo detrás de la puerta, pero ese sonido de silencio se corta cuando oigo un golpe. Me aparto de la puerta rápidamente y aligero el paso hasta mi cuarto.

¿Qué ha sido eso?

Siento que tengo cafeína corriendo por mis venas.

Cierro la puerta y me tiro en la cama, aunque no tenga sueño.

Lali.

Lali…

¡Lali!

Se me enciende la bombilla de repente, una idea no tan disparatada se pasa por mi cabeza. Saco mi cuaderno de dibujo del cajón y me incorporo.

El lápiz empieza a trazar las primeras líneas que minutos después de convierten en la figura perfecta de Lali, con la camiseta amarilla que llevaba esta misma noche en mi recuerdo. Parece una obsesión.

Más de media hora después, el dibujo cobra forma junto con el amanecer. Pongo la fecha y lo firmo. Lo miro, lo vuelvo a mirar, lo retoco.

Ella es perfecta. No sé cómo ni por qué, pero esa chica me da vida y apenas la conozco.

¿Será de verdad la del Messenger? Probablemente sí, ojalá.

Y ella, ¿sabrá quién soy yo?

Suspiro. Vuelvo a mirar el dibujo, esperando que en cualquier momento se haga realidad ese boceto de la perfección.

Su risa, esa cara de niña que se hace mayor. Sus tonterías, su espontaneidad. Su diversión, ese cuerpo que me produce escalofríos.

Miro el dibujo por última vez antes de acostarme para descansar.

Sin duda alguna y por muy bien que esté, ese dibujo no le hace ninguna justicia a la realidad.


http://www.youtube.com/watch?v=NMNgbISmF4I

Crazy - Aerosmith

http://www.youtube.com/watch?v=tAp9BKosZXs

I Kissed a Girl - Katy Perry