Small grasshoppers.

sábado, 7 de mayo de 2011

14. Lali

He aquí, una de mis fotos. Sí, lo sé, no es tan buena como las de Miquel, pero me hace ilusión poner alguna mía de vez en cuando (perdona Miquel, ha sido sin tu permiso).
¿Sabéis? Estoy en una tarde en la cual lo único que hago es pensar, escuchar canciones lentas y melancólicas, y tener ganas de que me digan alguna chorradita cursi para que me hagan sonreír, cosa poco habitual en mi.
Estoy en una tarde llena de recuerdos, de acontecimientos nuevos y confusiones. Y en medio de listas infinitas de cosas que me gustan y me disgustan, dibujos sin sentido en cualquier papel, sorprendentes llamadas telefónicas que no se van a realizar de personas que aun no se han realizado, frases profundas, alguna manzana mordida y cuatro gotitas de lluvia que se han equivocado al salir de las nubes y no de mis lagrimales, he dicho: ¿cómo sería la vida de nuestros amigos, Alex y Lali, antes de que se conocieran?
Y sé que es un poco pronto para publicar este capítulo y que os estoy enrollando mucho con mis reflexiones, pero necesitaba "desahofogarme" (no preguntéis).
Bueno, y aquí os dejo con el pasado de nuestra querida Eulalia. Perdón, Lali.

caoticabeleneth

Casi las dos de la noche. Ya tenía ganas de quitarme las sandalias.
Entro en la habitación y cierro la puerta con mis zapatos en la mano, intentando no hacer ruido para no despertar a nadie.
Elena no está, hoy se iba a dormir a casa de ... Sí, de esa chica, ¿cómo se llamaba? Empezaba por A... A... A... ¡Andrea! Sí, Andrea, muy maja, me la presentaron hace tiempo.
Me desabrocho los pantalones vaqueros y me los quito sentada en la cama. ¡Dios mío, qué piernas tan blancas!
Me quito la camiseta y el sujetador y me pongo en frente del espejo.
Me miro. Reconozco que, aunque no sea perfecta, estoy muy bien. Sí, muchos pensaréis que soy una flipada, una creída, pero prefiero eso y tener autoestima a decir que estoy gorda solo por llamar la atención, como hacen muchas chicas. Están muy vistas.
Me pongo de puntillas, bajo otra vez. Doy media vuelta. Me pongo la camiseta del pijama y de repente me suena el móvil. Me tiro de plancha en la cama y lo cojo, pero mi corazón adopta una postura incómoda cuando ve el nombre del que está llamando. Me siento en el borde de la cama intentando adaptarme a él.
A decir verdad tendría que haber borrado su número hace tiempo.
Me siento nerviosa, me echo las manos en la cabeza.
¿Qué querrá? Y a estas horas... déjame en paz, fuera. Pero no puedo colgarle, algo me dice que no lo haga... Suspiro hondo mientras suena el aparato y, muy a mi pesar, empiezo a recordar...

Cinco meses antes.

Es el chico más guapo que he visto. Ángel.
-Dios mío, Ana, mátame. ¿Cómo me puede gustar tanto?
-Amor. Nivel 10.
-Ja, ja, ja.
Febrero es el peor mes del año. Parece que no va ha acabar nunca este invierno ni va a llegar el calor. Solo me conformo con que en Madrid haya un rayo de luz que no sea el de los coches y farolas, se agradecería.
Abro mi taquilla buscando mis libros cuando un papel cae de la estantería y lo cojo al vuelo.

"Espérame a las 5 en las escaleras. Ángel."

"Por supuesto"
Las horas se me hacen eternas en clase. La que más odio es latín. Len-gua muer-ta. No sé que no entiendes los profesores con esas dos palabras, sobretodo la segunda.
¡Riiiiing!
¡Por fin! Salgo corriendo, ni siquiera espero a Ana. Siendo mi mejor amiga, lo entenderá. Además, se tiene que ir para que mañana le den hora en la peluquería. Que tonta, se quiere teñir de rubia y ponerse extensiones siendo pelirrosa. Bueno, más bien pelifúcsia, pero eso fue después de cortarse el pelo por las orejas y ponerse mechas negras en el cabello naranja. Todo le queda genial, el color de sus ojos azules siempre queda bien con todo, llama la atención y a ella le encanta llamarla.
Bajo las escaleras de dos en dos y me abalanzo sobre él dándole un beso muy ... pasional, pero ya es casi una costumbre.
-Tengo un regalito para ti- me dice misterioso.
Me sorprendo.
-¿Qué es?
-Pues nada, una tontería...
Saca del bolsillo dos entradas para el mejor concierto de la historia, por el que llevo meses intentando ahorrar, por el que he trabajado ... en vano.
-Lady Gaga, pronto, muy pronto. Tú y yo, y después te vienes a dormir...
-¡Sí, sí, sí! -Le digo sin pensar en su propuesta detenidamente, ni si me dejarán ir, ni nada.
Euforia, nervios, ilusión, amor. Dios mío, estoy enamorada. ¡Enamoradísima!
Todo marcha tan bien entre nosotros... Ahora todo es perfecto.
Le tengo a él, el amor de mi vida. Tengo a Ana, que sé que nunca me defraudará porque es la mejor persona que he conocido. Me van bien las notas, y en mi familia todo es genial, incluso me llevo mejor con los gemelos.
Paseamos durante toda la tarde del jueves, hablando, besándonos, arropándonos del frío el uno al otro hasta que me lleva a casa.

****

-Ayer fue perfecto, tengo unas ganas de verle...
-Y... ¿A qué hora dices que habéis quedado?- pregunta Ana. Hoy la noto rara...
¡Y aun no se ha cambiado de peinado!
-A las cinco, como siempre. ¿Y tú cuándo tienes que ir a la peluquería?
-A las cinco, también.
Vuelve a pasar el día entero, las horas lentas para estar con él. Hoy le sorprenderé y llegaré yo antes, además, le he comprado una esclava con nuestros nombres. Sé que no hace justicia a su "regalito", pero bueno...
Salgo de mi casa a las cuatro y media, ya que hoy salíamos a las dos del instituto.
Corro ilusionada con el regalo en la mano y ya veo las escaleras.
Veo dos enamorados comiéndose a besos en el mismo sitio donde quedamos él y yo siempre. Hoy nos han quitado el sitio.
Me río yo sola mientras me acerco, pero poco a poco mi paso se va disminuyendo cuando compruebo que uno de esos dos "enamorados" es Ángel, mi Ángel.
Se hace un nudo dentro de mi, la rabia se apodera y vuelvo a correr hacia él para ver quién es su compañera. Llego de inmediato y le aparto con todas mis fuerzas, llorando, aun con consuelo por la esperanza que me queda de que no sea él.
Pero de repente todo se rompe, se nubla, se hace ceniza. Mi ilusión, mis ganas, mi corazón.
Un largo pelo rubio claro a conjunto con unos ojazos azules que me miran sorprendidos.
-Tú no...-le susurro a mi mejor amiga entre sollozo y sollozo.
-Lali, déjame que te explique.-dice Ángel.
Empiezo a caminar de espaldas, cada vez más deprisa, mirándolos incrédula. Tiro el regalo al suelo y echo a correr intentando alcanzar mi llanto, que va más deprisa que yo. Oigo sus voces llamándome a mi espalda.
Se han reído de mi, me han humillado. Les odios, les odio.
Paro en seco y me echo al suelo de rodillas, con los brazos en la barriga y la cara más empapada de lágrimas que de la lluvia que ha empezado a caer. Me siento en un portal, y pienso en como se puede derrumbar todo un universo perfecto en décimas de segundo. No volveré a amar a nadie como le quería a él, pero tampoco nadie superará el odio que le tengo, y Ana... más de lo mismo.
Solo queda decir que, como oí una vez en una película, las ilusiones son personajes peligrosos, no tienen defectos...

Ahora, en la habitación de Elena.

Tercera vez que suena el móvil. Prometo que esta lágrima será la última que me secaré por él.
Me armo de valor y le doy al botón verde.
-¿Diga?
-¿Lali?...-su voz no suena tan segura como siempre. No sé qué decir, estoy callada.-¿Estás ahí?
-Sí, hola.
-Hola. ¿Cómo estás?
-¿Desde cuándo te importa a ti como esté yo?
-Siempre me ha importado... -me dice tristemente, aunque sé que me miente.
-Dime por qué llamas, Ángel...
-Quería escuchar tu voz.
Suspiro.
-Pues ya la has escuchado. Adiós.
-No, espera.
-¡¿Qué?!- estoy nerviosa.
-Te extraño. Me arrepiento de lo que hice, siempre te he querido. Dame otra oportunidad.
-Es un poco tarde para pedir perdón ¿no crees?
-Por favor, Lali, escúchame.-insiste.
-No, núnca.
Le cuelgo sin pensarlo dos veces y apago el móvil.
Me tumbo en la cama después de ponerme los pantalones del pijama y apagar la luz de la mesita.
Estoy mal, nerviosa, decepcionada. Siempre me pasa cuando hay algo relacionado sobre él, desde hace cinco meses.
Ahora, solo me queda esperar que Alex me quiera de verdad, tanto como dice, que no me defraude, porque os puedo asegurar que a pesar de no conocerle a penas y de que me tenga que separar de él en poco tiempo, no le quiero tanto como a Ángel, le quiero mucho más.

2 comentarios:

  1. ¡Menudo imbécil Ángel! Y la amiga, más de lo mismo..
    Alex seguro que se porta mejor :33

    ¡Muakss!<3

    ResponderEliminar
  2. Si no la quiere Alex ya la querré yo, no sufra.

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

    ResponderEliminar