Small grasshoppers.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

1. Álex



Fotógrafo: Miquel Mas Fiol.


Definitivamente, no lo aguanto más. Si no fuera porque se acaba el curso, Junio sería uno de los peores meses del año. El calor sofocante, la playa repleta de guiris y mis amigos de viaje hacen que tenga ganas de que llegue Julio, muchas ganas.

-¡Alex! ¡Date prisa o llegaremos tarde!

La voz de Bárbara retumba en la casa vacía, vacía de buenos recuerdos, vacía de amor. Suspiro. Cierro la ventana de mi habitación y dejo que la suave brisa veraniega de las once de la mañana se corte. Corriendo, bajo las estrechas escaleras y me dirijo hacia el umbral; Bárbara me espera.

-¿Qué hacías? Sabes que a tu madre no le gusta esperar- me dice remugona.

-Lo siento, ya me conoces.-contesto sonriente mientras le doy un beso en la mejilla.

Monto junto a mi madre en la parte trasera del BMW negro que me espera. Dentro hay una especie de olor a vainilla del agradable perfume de mi madre, que mezclado con el ambientador nuevo, se hace insoportable. Abro el cristal tintado para que entre aire.

-Cierra, que me puedo despeinar.-me exige mi madre. Es lo primero que me ha dicho en toda la mañana.

-Pero mamá…

-He dicho que cierres.

Un sentimiento me recorre como un puñal del corazón al estómago, un grito vacío que solo quiero que oiga mi madre. Sé que me quiere, pero es de esas personas que lo disimulan, como si quisieran que los demás no lo supieran.
Hoy está guapa. Lleva un vestido negro y ajustado, de manga corta y con tachuelas. Acaba encima de las rodillas, dejando mostrar unas largas piernas. Lleva sus sandalias negras de tacón, las que se compró la semana pasada, y no le falta el color rojo chillón a sus uñas, el mismo que el de sus labios; quizá demasiado chillón para mi gusto. Su pelo rubio, recogido en un moño, es idéntico al de mi hermana Arantxa, que se sienta a su lado.
Ari, como yo la llamo, ha querido hacerse el mismo peinado que mi madre, diferenciando que su moño lleva pinzas de colores. La idolotra, más que a cualquier persona en este mundo, pero sigo sin comprender por qué, aunque con cinco años, es lo más normal que tengas a tu madre, sea como sea, en un pedestal.
Saco mi iPhone y me pongo música al azar. Escucho la última canción que gravé ayer por la noche. La guitarra de Jason Mraz en "I'm yours" retumba en mis oídos dulcemente. Ella anoche la estaba escuchando, aquella chica que me agregó al messenger sin saber quién es. Sólo me dijo su nombre y poco más, enseguida se fue. "Lali". Es un nombre extraño, pero me gusta. Quiero volver a hablar con ella a pesar de que solo cruzamos unas palabras, y sinceramente, no sé por qué.

La noche anterior.

Abro mi ordenador portátil sentado en mi cama y oigo el ruido que hace al encenderse.
Veo el fondo de pantalla, Pedro y Katia están a mi lado junto a un árbol de navidad inmenso. Fue la navidad que fuimos de vacaciones a Nueva York. ¡Qué bien nos lo pasamos! Y qué bien recuerdo aquella señorita americana que quería ligar con Pedro. Sí, seguro que él tampoco la ha olvidado.
Me río solo en la inmensidad de mi cuarto cuando por fin se carga el messenger. Un contacto quiere agregarme: lalila96@msn.com. Aceptar. Supongo que será una chica, no será nada malo.
Está conectada.
-¡Hola! ¿quién eres?- le saludo.
Un nick lleno de colorines no tarda en contestar.
-¡Hola!- su saludo va acompañado de un emoticono que sonríe. Parece simpática.-Soy Lali, he visto tu messenger en un correo electrónico de esos que mandan de cadenas, y me ha dado curiosidad.
Su imagen de perfil es una ranita de dibujo que se mueve.
-¡Ah, vale! Bueno, yo soy Alex, encantado.- esta vez soy yo el que le pone una cara alegre, y no solo en la pantalla.
-Igualmente.
Veo como su subnick cambia repentinamente y me señala que está escuchando una canción. "Jeason Mraz - I'm yours". Me entra curiosidad y me la descargo. Las primeras notas me enamoran de esa melodía.
-¡Ei, me gusta la canción que estás escuchando!- le digo mientras saboreo cada una de sus notas.
-¿Sí? A mí también, es preciosa. Cuando estoy triste, la escucho y al menos me hace olvidar- contesta mientras oigo las últimas palabras que Jason canta. Me pregunto si ahora estará triste- Bueno, me tengo que ir ¡Mañana me voy de viaje!
-¿Dónde?- le pregunto junto con una cara sorprendida.
-A Mallorca.
Ahora el que se sorprende soy.
-¡Yo soy de Mallorca!- le digo entusiasmado.
-¿Enserio? ¡Qué coincidencia! Espero verte por allí este verano- me dice añadiendo un "Jaja".
-¡Sí, eso espero! Adiós.- se despide con una cara sonriente y se desconecta antes de que me de tiempo a despedirme como toca.
Qué chica tan simpática, me gustaría conocerla en persona. Cierro el messenger y el ordenador después de pasar la canción a mi iPhone, pensando en que quizá mañana pueda depararme el destino algo interesante, aunque más bien no es un pensamiento, sino una esperanza, y aunque quizá no lo quiera reconocer, me gustaría que pasara algo que me uniera a aquella tal Lali.

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